Tomar el sol es un hábito placentero que todos queremos
disfrutar en cuanto salen los primeros rayos de sol. Es importante que lo hagamos
con cabeza, estemos en la playa, o en una piscina, o simplemente en una
terracita tomando algo, y que siempre usemos la protección necesaria en cada
momento.
Si queremos cuidar nuestra piel es fundamental cumplir una
serie de reglas, que nos ayudarán a ponernos morenitos de una manera
responsable:
- Conoce tu tipo de piel: analiza tu resistencia y tolerancia al sol, es decir, tu fototipo.
- Usa un protector adecuado a tu fototipo. Nunca uses en las primera semana un factor inferior a SPF15.
- El bronceado debe ser poco a poco.
- Aplícate el protector solar antes de ponerte a tomar el sol y renuévalo de forma periódica, sobretodo después de bañarte.
- Es importante que entre las once de la mañana y las cuatro de la tarde, extremes tus precauciones a la hora de exponerte al sol y si tienes la piel sensible o muy blanca, evítalas a toda costa.
- Ten especial atención cuando te apliques el protector a estas zonas: rostro (nariz, labios y párpados), y la zona del pecho y el escote.
- La ropa también es fundamental para protegerte: un sombrero que te cubra bien la cara y unas buenas gafas polarizadas.
- A veces los desodorantes y fragancias que contienen alcohol al tomar el sol pueden producir alergias, así que durante un par de meses evita los productos que los contengan.
- En el caso de los ancianos, enfermos y sobre todo los niños, es fundamental usar una factor de protección total. En la niñez el cuidado de la piel es vital para evitar futuros problema en la edad adulta.
- Tras broncearte aplícate una crema aftersun, para mantenerla hidratada y así conseguir que esté radiante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario